Sobre la contratación del estado a las universidades para realizar servicios profesionales

Mesa Ejecutiva de Fadea

Los arquitectos argentinos, nucleados en esta federación nacional, suman su voz y sus intenciones para la construcción de ciudades, viviendas y espacios de vida que sean más sustentables y equilibrados en el país. Aquí, el compromiso y el aporte de esta institución con las políticas públicas destinadas al urbanismo, la arquitectura y la vivienda en la Argentina y el reclamo por concursos públicos y transparentes e irregularidades que deben ser revisadas.
 

Conducir los destinos de FADEA -Federación Argentina de Entidades de Arquitectos- es un gran honor y una enorme responsabilidad, que exige estar muy atentos en la defensa de la arquitectura y los arquitectos argentinos; como así también custodiar, de nuestra parte, el buen ejercicio profesional y el compromiso social de la disciplina.

La arquitectura, el urbanismo y el diseño deben jugar un papel estratégico en un país que quiere crecer, generando desarrollo económico y equidad social. Miles y miles de arquitectos en todo el país queremos protagonizar y comprometernos a que nuestras ciudades, viviendas y espacios de vida sean mejores, más sustentables y equilibrados. Para eso necesitamos reglas de juego claras y estables, donde todos los profesionales argentinos seamos tratados igualitariamente y tengamos las mismas oportunidades de trabajar. Vamos a colaborar con los gobiernos que nos convoquen, vamos a poner a su disposición toda la capacidad y experiencia de nuestras profesiones y también vamos a señalar, cuando corresponda, sus errores y equivocaciones. 
Es nuestra responsabilidad advertir a tiempo para que no volvamos a caer en nuevas y lastimosas frustraciones. Es en este sentido que queremos señalar algunas situaciones y decisiones que observamos con preocupación.

Que la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UBA esté organizando concursos de futuras obras que son parte del ejercicio profesional, y además por encomienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un concurso nacional de ideas urbanísticas para el área del Tiro Federal en la ciudad de Buenos Aires y otro, Concurso Nacional Polo Educativo María Elena Walsh; y que el Municipio de Tigre elija a un grupo de arquitectos italianos para elaborar proyectos de desarrollo urbano del distrito; son noticias que desalientan y le hacen mal a la disciplina y a la profesión de la arquitectura.

Es necesario entender que la Argentina solo progresará y será mejor cuando cada uno de los actores sociales haga lo que tiene que hacer, lo haga bien y respete lo que los demás argentinos saben hacer. Solo complementándonos, generando sinergia y reforzando nuestros roles institucionales habrá un país mejor. Por eso no sirve, ni ayuda, que los gobiernos puedan creer que los profesionales extranjeros son mejores que los argentinos; sobretodo cuando se trata de resolver problemas locales como, en el caso de Tigre, los desequilibrios urbanísticos y ambientales que los propios funcionarios públicos, en anteriores gestiones, han generado. Bajo ningún aspecto esta posición implica cerrarse al mundo, ni negarse a asimilar críticamente las experiencias internacionales o el conocimiento desarrollado. Pero de ahí a contratar profesionales foráneos sin abrir el tema, ni pedir asesoramiento a las distintas instituciones y organizaciones de la sociedad civil, ni poner sobre la mesa la experiencia acumulada y el saber de los profesionales argentinos, parece un despropósito.
 

De igual manera las recientes contrataciones directas por parte de distintos niveles de gobiernos con universidades y facultades para realizar tareas profesionales tradicionales u organizar concursos de ideas urbanísticas y/o proyectos arquitectónicos por fuera de las normas y la enorme experiencia de FADEA (Federación Argentina de Entidades de Arquitectos), también constituyen un desconocimiento y un maltrato a la disciplina de la arquitectura y a las instituciones que la representan y organizan como profesión. Nuevamente esto no significa poner en duda la capacidad de nuestras Facultades (justamente allí se forman nuestros profesionales); pero no parece de buena práctica distraer a los establecimientos académicos y de investigación en tareas que ya desarrollan sus propios egresados y las instituciones que los representan en el ejercicio profesional. Distintas son las transferencias de los resultados innovadores de la investigación científica y tecnológica al medio, mediante su rol de consultoras preferenciales del Estado. Pero ninguno de estos casos puede inscribirse en esos propósitos. Más bien solo parecen diseñados para evitar procesos claros y transparentes de selección de servicios profesionales y proyectos. Insistimos: seremos mejores cuando cada uno haga lo que tiene que hacer, lo haga bien y responsablemente; y sin competir deslealmente con los demás. Sobretodo cuando se trata del Estado y cuando los demás son los propios profesionales argentinos que tanto esfuerzo y recursos nos cuestan formar.

MESA EJECUTIVA DE FADEA

 

 

 

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